Es recomendable que ciertas semillas sean remojadas antes de consumirlas para que éstas se activen y así poder absorber de manera óptima sus nutrientes.

La manera correcta de remojarlas es utilizando un recipiente de vidrio y cubrir las semillas con el doble de volumen de agua limpia, para después botar esta agua y lavarlas por última vez con agua limpia.

¿Qué es la activación?

Activar las semillas significa ponerlas en remojo de agua por unas horas.

  • Tiene la ventaja de suprimir los anti nutrientes como fitatos, lectinas y taninos.
  • Neutraliza los inhibidores enzimáticos.
  • Aumenta la asimilación de los nutrientes, en particular las vitaminas del grupo B, calcio, magnesio, etc.
  • Previene las deficiencias.
  • Reduce la hípersecreción pancreática.
  • Facilita todo el proceso digestivo.
  • Reduce los ataques sobre la mucosa intestinal y permite cicatrizar.
  • Aumenta la calidad nutricional de las semillas, volviéndolas bombas de nutrientes.

¿Cuánto tiempo debemos activar las semillas?

Cada semilla tiene su propio tiempo de activación (ver tabla siguiente). Luego del remojo correspondiente, debe eliminarse toda el agua utilizada en el remojo, ya que ahí se concentran todos los inhibidores de protección de la semilla. Los frutos más grandes, activados y colados, duran 5 días en la heladera, mientras que las semillas más chicas duran 3 días. Lo ideal es colocarlos en un frasco de vidrio, tapado.

Puedes deshidratarlas nuevamente, ya sea en deshidratador o dispuestas en una placa al sol hasta que estén crujientes nuevamente. De esta manera podemos conservarlas sin que se echen a perder.

Tiempos aproximados de remojo:

  • Almendras: 8-12 horas.
  • Chía: No es necesario remojar, pero en caso se haga, no eliminar el agua.
  • Frijoles: 8 horas.
  • Lentejas: 8 horas.
  • Avellanas: 8-12 horas.
  • Pecanas: 12 horas.
  • Garbanzos: 12-48 horas.
  • Trigo sarraceno: 6 horas.
  • Quinua: 3-4 horas.
  • Girasol: 6-8 horas.
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